“Cuando me sumerjo en ti, Oh Violeta,
Que brillas hacia inconmensurables
Reinos de eternidad,
Mi alma se impregna
De ganas de orar.
En ti, Azul, puedo descansar,
Permeado por la tranquilidad,
La calma,
Que brota de ti.
Y ahora, acercándome al arco Verde,
Es como si hubiese dejado a los Dioses
En quienes, a través del azul-violeta,
Contemplé con asombro.
A través de ti, Oh Verde,
Me vierto hacia afuera
En todo lo que crece,
Retoños, flores.
Abres la puerta hacia lo maravilloso…
Abres la puerta hacia
Todo lo que es simpatía,
Todo lo que es antipatía
Que fluye en todo lo que me rodea…
Absorbiéndote, Arcoíris Verde,
Comienzo a entender a todos los seres.
Tú, Amarillo,
Me fortaleces.
Digo: “Soy humano.
Soy más que la Naturaleza.
Dentro de la Naturaleza que me rodea,
Me erijo como ser humano”.
Oh Naranjo
Déjame sentir en mi tibieza interior
Mi propio carácter —
Sus virtudes, sus defectos.
Naranjo, tu tibieza me revela
Mi esencia.
Tú, Rojo,
Condúceme afuera de nuevo —
Afuera en la vasta extensión de la Naturaleza.
Y ahora mi ser interior
Responde con alegría,
Exultante,
En ardiente devoción.
Ahora para cada ser humano
Brillo con amor”
Meditación del arcoíris
de
Rudolf Steiner
Traducido por
Sebastián Gómez Matus.